domingo, 11 de febrero de 2007

Amor y deseo

Cuando tomo horchata pienso en ti..

En el silencio de los cuerpos
quisiera poseerte,
entre sueños, con la mirada,
mojarte poco a poco con la idea
y a pesar de mi pasado,
a pesar del pudor,
del miedo,
del escarnio,
de las gramáticas incluso,
lloverte toda.

Quiero lloverte y deslizar mis gotas en tu dulce piel
revolverme entre tu olor y tu ritmo,
viajar dejándome en el camino
hasta lo más intimo de tus aberturas,
de tus hendiduras,
en esa cadencia que sólo tu puedes enseñarme.

Tuyo, oírte gemir de gusto y bienvenida
quiero mojar el agua que te moja,
yo mismo,
mójame yo mismo
y deja que te moje, para descubrir tus humedades.

Entonces, en el torbellino del éxtasis,
ahí,
cálido y seguro
evaporarme… y penetrarte,
como la brisa entre tus labios.



¿Acaso no es eso algo del amor?, si lo piensas tal vez lo sea menos, porque de principio sabes que no involucra pensamientos, es deseo, placer, pasión, comprensión, lo peor de uno mismo develado ante alguien, unión de bien y mal sin importar futuro (tú sabes), terminar queriendo quedarse solos en este mundo, como lo dijo algún poeta, suspirar y estrujar las sábanas por aquel cuerpo que esta lejos, dolor, suspiro. Los enamorados son ángeles desertores del cielo, buscan eternamente ese paraíso donde todo será de ellos, no necesitan a nadie.


Amar, amar, amar… abrazar con fuerzas locas a quien amanece cada día contigo, ser o querer ser siempre de ella, de él, entregarlo todo sin pensar en quien son, mandar al mundo por la ventana y reírse a carcajadas de lo que le pase, empezar con cada te amo a enamorar y a enamorarse, sentir ese limbo dulce que da la satisfacción, es sentirnos enormes cuando caminamos por la calle de la mano. Es verbo y sujeto, es todo lo humanamente carnal y lo humanamente divino.

“El peso del mundo es amor…
No hay sosiego sin amor,
no se duerme sin sueños de amor,
sea frío o demencial,
obsesionado con ángeles o máquinas,
el deseo final es el amor…

…hay que darlo
en soledad
con toda la excelencia
de su exceso”
Allen Ginsberg



Y es que nadie puede negarlo, es la llave que tenemos hacia la felicidad, el recuento del amor es la única utopía realizada. ¿Y qué el amor no es también desamor? Hoy no, por amor a las eternas fechas, hoy no. Mejor una flor, un verso, un beso sin límites, una caricia dulce, dulce. Me queda desearles miles de suspiros y un alma entregada. Sean siempre apasionados y aléjense de lo que vaya contra el amor. Para los que lo tienen entréguense sin miedo ni prejuicios, quédense solos, solos, un instante, profundamente solos, para ustedes. Quienes no lo tienen sólo no le teman, cada corazón tiene en algún lugar un dueño esperando lo mismo. Mientras, sigo siendo sólo y de sombra, confiando en el corazón y esperando amor de mar… un dulce vaivén de olas, de ritmos, sigo esperando como los enamorados del mundo.

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