domingo, 11 de febrero de 2007

Oler

El copal, viernes de lluvia y miedo y todo dispuesto a la limpia. En cuanto entras sabes que ese aire es otro, energético y agresivo, un latido al borde, un suspiro atragantado. Las ramas sobre tu cuerpo que al respirar llenan de vértigo los pulmones, la señora que suda e impregna el aire. Un cigarro de marihuana y el humo en la cara, mientras el huevo pasa de prisa por tu cuerpo, te sientes como en la milpa antes de sembrar, vacío y lleno de olores. Sales y el viento puro de la llovizna renueva el aire que dejaste contigo, ahí adentro.

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