domingo, 11 de febrero de 2007

Ver

Hay un libro que fue primero y una mirada que no se borra de los recuerdos. Esas letras del principio evocan al ser un tono de colectividad. Observé a la gente leyendo un libro sagrado, creyendo en mártires. Hay un libro que fue primero y una mirada que no se borra de los recuerdos. Esas letras del principio evocan al ser un tono de colectividad. Observé a la gente leyendo un libro sagrado, creyendo en mártires y Dios, con mayúsculas e incorrompible. Ellos vieron a la divinidad o lo que les dijeran que mirasen, y entonces lo desconocido es sentencia, eternidad separada en dicotomías, cargada de prejuicios, de valores, de historias inicíaticas que ahora son regla. Veo la luz del foco, mi padre ve el reflejo de la luz del foco en mis pupilas. Mi amante no sabe que ver; el anochecer, mi mirada perdida hundida en alcohol, la verdad frente a sus ojos.

¿Ves estas letras?, como has visto tantas y hecho tantas y sentido esa gloria del reconocimiento que da algún tipo de fama y estatus. Ves las letras y las noticias y preguntas a todo aquello que nunca podrías ver ¿Soy acaso la imagen extraída de un montón de miradas? Y cierras tus ojos para poder empezar de nuevo.

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